
Sólo son verdaderos discursos,
Los discursos que son verdaderos.
Platón (diálogo del Fedro)
Efraín Moreno Arciniega
A todos los jóvenes que participaron en el Concurso de
Oratoria del PRI “Revolución Mexicana” 2024.
Uno de los primeros grandes debates sobre lo que es la retórica y su uso en la construcción de discursos políticos, lo encontramos en los Diálogos de Platón, en lo que es el Diálogo de Gorgias o de La Retórica; transcribo aquí fragmentos del mismo, que, en mi opinión particular, está en ellos la esencia de este debate:
Sócrates: ¿Qué arte profesas Gorgias?
Gorgias: La Retórica, Sócrates
Sócrates: Puesto que presumes de ser tan hábil e el arte de la Retórica, dime cuál es su objeto de estudio.
Gorgias: Los discursos.
Sócrates: ¿Qué discursos Gorgias? ¿Los que explican a los enfermos el régimen que tienen que observarse para restablecerse?
Gorgias: No. La Retórica tiene como su objeto de estudio los Discursos de los más grandes e importantes asuntos humanos, Sócrates.
Sócrates: Pero ¿cuáles son esos asuntos más grandes e importantes de los hombres? ¿La Salud? ¿La Belleza? ¿El Dinero?
Gorgias: No; esos asuntos no. La Retórica tiene por objeto de estudio los discursos por los que los hombres tienen sus mayores bienes: la libertad y la autoridad sobre los otros ciudadanos, Sócrates. Por lo mismo, con ella se prepara a los hombres para persuadir con sus discursos a los jueces en los tribunales, a los senadores en el Senado, y al pueblo en las asambleas; en una palabra, a todos los que componen toda clase de reuniones políticas.
Sócrates: ¿Quieres Gorgias, que admitamos dos especies de persuasión: una que produce la creencia sin la ciencia; y otra que produce la ciencia?
Gorgias: Sin duda.
Sócrates: De estas dos persuasiones, ¿cuál es la que con la retórica opera en los tribunales y asambleas con motivo de lo justo y de lo injusto?
Gorgias: Es evidente, Sócrates, que con la que engendra la creencia.
Sócrates: La retórica, a lo que parece, es pues, obrera de la persuasión que hace creer y no de la que hace saber en lo tocante a lo justo y lo injusto.
Gorgias: Sí.
Sócrates: El orador, pues, no se propone instruir a los tribunales y a las otras asambleas acerca de lo justo y lo injusto, sino únicamente conseguir que crean.
Gorgias: Sin duda.
Sócrates: No entiendo cómo la retórica puede separarse de lo justo y lo injusto; porque un orador que convence con argumentos injustos, es que tiene como auditorio a un público ignorante. Pero la retórica, siendo una ciencia, no puede enseñar sino lo justo; y en consecuencia el político, como buen retórico, siempre será justo en sus discursos, y jamás querrá cometer una injusticia. Y así pienso, que tú les enseñas la retórica a tus discípulos. Aunque, por lo que veo, la retórica se ha empleado para adular, y en consecuencia ha dejado de ser arte, para convertirse en una simulación de la política.
Así pues, el dilema actual de todo político, fue planteado hace más de 2 mil 400 años:
Persuadir a costa de todo, incluyendo la mentira; o persuadir con argumentos verdaderos.
Díganme Ustedes jóvenes, qué tipo de políticos quieren ser.
En un concurso de oratoria, lo más importante es el discurso improvisado; ya lo han vivido Ustedes.
El verdadero orador se ve en el discurso improvisado. Allí, el orador demuestra su grado de cultura y conocimientos.
En la introducción al libro de “Retórica” de Aristóteles, que publicó la Editorial Gredos; se señala que,
“El orador debe tener un saber riguroso, identificado con la epistéme y aplicable a los dominios tanto de la teoría como de la práctica.
Saber probar la probabilidad de una tesis es la tarea de la Dialéctica.
Saber defender la tesis más probable es la tarea del orador”.
Así pues, sin cultura no hay Orador; sin ella se tiene un “grillito”; con ella se tiene un líder.
Para ir integrando este acervo cultural es importante adquirir estas obras:
El Diálogo de Gorgias o de la Retórica;
Retórica de Aristóteles.
De la Oratoria de Cicerón.
Finalmente les diría lo que Sócrates le señala a un amigo de Gorgias de nombre Polo:
¿Para qué servirá entonces la Retórica, sino para acusarse a uno mismo, antes de que cualquiera le acuse y lo mismo a sus parientes e íntimos en cuanto se hagan culpables de una injusticia y a no tener secreto el delito, sino a exponerlo a pleno día, a fin de que el delincuente sea castigado?
He aquí Polo, para qué creo que es útil la Retórica, porque para quien no está en el caso de cometer ninguna injusticia no veo pueda serle de gran utilidad, si es que le de alguna, porque como hemos visto antes, no sirve para nada.
Ante estos argumentos de Sócrates, Gorgias y sus amigos le dieron la razón; aunque le señalaron:
Todo lo que has dicho es verdad; pero todo ello es propio de la filosofía; porque la realidad es otra cosa que nada tiene que ver con la recreación espiritual que provoca el estudio de las ciencias.
Quizá fue esto, el momento en que el discurso político se separó de los problemas de la sociedad para sólo servir a los intereses personales de los políticos.
¡Un saludo para Tod@s con aprecio!
Un excelente artículo, vale la pena leerlo detenidamente.